La discusión y reflexión sobre la Educación Secundaria tiene un interés marcado para todos los países de la región, que reside no sólo en las disfunciones que varios estudios han señalado, sino también en la importancia que se le asigna a este nivel educativo en el marco de los procesos de modernización y desarrollo.
Este tramo educativo concentra el mayor desfase entre lo que la sociedad espera del proceso educacional y lo que en realidad se brinda. Este hecho parece justificar la pregunta que se plantea en «Educación para el desarrollo y para la paz” UNESCO/OREALC, 1996 “¿por qué hay tan pocos satisfechos y tantos descontentos con el estado actual de la educación secundaria?”.
Se acusa a este tramo de ser inequitativo, preparar mal a los estudiantes tanto para estudios superiores como para la entrada al mercado laboral y mantenerse muy separado del mundo exterior.
Muchos de los problemas que hoy afectan con fuerza esta etapa, no son nuevos ni de ahora, sino que están planteados desde hace décadas. Durante años el fin de la educación secundaria fue propedéutico, preparación para la educación superior, y reservada a minorías que podían acceder a ella por su más elevado origen socioeconómico o por proximidad geográfica. Era una etapa intermedia, sin una definición propia y específica, salvo la de completar la preparación general y preparar para los estudios superiores.
Es una etapa particularmente interesante y ha constituido tradicionalmente una etapa intermedia, de tránsito, entre la educación primaria y la secundaria superior.
Sin embargo, en los distintos países de la región su ubicación en los sistemas educativos no es la misma, y eso ha traido aparejado distintas consecuencias.
Una educación secundaria en el marco de una educación para todos, nos obliga a una nueva visión de la secundaria, que implicará a su vez una nueva misión, un nuevo currículo (pensado en el sentido amplio) y docentes con nuevos roles en centros educativos que se transformen en verdaderos espacios de formación y crecimiento.
La educación secundaria ha sufrido una grave inconsistencia a la hora de definir su política de formación. La definición de una política de formación se torna un gran desafío, ya que debe dar respuesta en el presente a quienes vivirán y actuarán en una realidad futura distinta. Esta respuesta podrá darse sólo en la medida en que la educación secundaria para estas edades asegura una elevada formación cultural.
Evidentemente que aquí cabría la discusión de cuales son los ingredientes de la «Cultura» que queremos proporcionar, ya que el concepto amerita una redefinición.
El hecho que la tradicional educación secundaria se ha estructurado sobre la base de una yuxtaposición de asignaturas, cada una de ellas generalmente con un profesor distinto ha atentado contra una necesaria unidad y cohesión de las propuestas. El logro de esta unidad implica una nueva dimensión del centro educativo
Como ya se ha dicho la educación secundaria ha sido concebida como una yuxtaposición de asignaturas como un listado temático que responde a la lógica de cada disciplina. La inflación de los conocimientos en los últimos tiempos ha conducido a la introducción de nuevos contenidos. De esta manera ha ido creciendo el mosaico de asignaturas y las asignaturas internamente.
Hoy se reconoce la imposibilidad de proporcionar a los alumnos «todos» los conocimientos y habilidades que les serán necesarios dentro de unos años; además las demandas sociales cambian más rápidamente que los sistemas educativos. Por lo tanto se insiste en la necesidad de proporcionar estrategias de aprendizaje, de forma que puedan utilizarlas de manera autónoma y flexible. Pero éstas estrategias de aprendizaje no se desarrollan al margen de los contenidos. Es bien importante entonces, la selección de los nuevos contenidos.
En este punto parece importante recalcar que las asignaturas no son enseñadas por derecho propio, sino por la contribución específica de cada una a la formación cultural, social e integral de los alumnos.
Un cambio en la educación secundaria requiere de una compleja y sólida construcción colectiva y social que demandará de un trabajo integrado y permanente.
Es por este motivo que los invitamos a hacernos llegar vuestros comentarios, experiencias para compartir, documentos para hacer conocer, ya que en esta tarea de todos el intercambio es fundamental.
También invitamos a los jóvenes y a los adolescentes a que nos hagan conocer sus opiniones, sus sugerencias, con el fin de construir entre todos una secundaria equidad que permita fundamentalmente Aprender a vivir juntos y también Aprender a emprender, requisitos imprescindibles en los escenarios presentes y futuros.